Buenos Aires, 12/4/08
Dr. Christian Long
Un medio periodístico de Bahía Blanca afirma que 2 desconocidos fotografiaron el frente del domicilio de sus padres como modo de intimidación. Deseo que eso no haya ocurrido y también deseo que no sea una noticia al servicio de ninguna campaña.
Pero si fuera cierto, sería una amenaza aberrante y mafiosa que condenamos y que debe investigarse, sin demoras, hasta el final. Familiares y amigos de Felipe Glasman han sufrido amenazas anónimas y cobardes en estos ya más de 5 años que pasaron, y nunca fueron esclarecidas. No sé si fueron investigadas. También han sido hostigados por querellas judiciales para obstaculizar el reclamo de justicia.
En el mismo medio pude leer algunas expresiones que se le atribuyen. Si esa atribución resultara legítima, permítame que le responda que usted, que declara estar interesado por la verdad, debiera preocuparse porque la pobrecita sale malherida después de su escrito. No se inquiete por la longitud de mi carta: no voy a ser exhaustivo. Usted nos ha negado el acceso a la causa, a los hijos de Felipe Glasman, a Sara Glasman y a mí.
Es cierto que nos recibió ¡una vez!, no sin antes decirnos que no opináramos sin conocer la causa pero que no podía darnos acceso a la causa. Es decir, nos dijo que no opináramos. De esto existen pruebas.
También es cierto que se negó a recibirnos varias otras veces, pero como usted bien señala, no tenemos constancia escrita de esos pedidos nuestros (no se nos ocurría que debíamos adoptar resguardos jurídicos respecto del Fiscal). Esto sólo significa que no tenemos prueba de lo que decimos; en cambio, como usted habla de lógica, le aclaro que eso no prueba que usted dice la verdad.
Usted declara que no investiga a Laura y Eduardo, sino hechos. Volvamos al sentido común porque me parece que su lógica flaquea: que yo sepa, usted no investiga fenómenos naturales como la caída de granizo o la velocidad de rotación de la tierra; usted investiga hechos ilícitos presumiblemente realizados por esos seres que estamos habituados a llamar humanos. ¿Usted investiga hechos sin investigar a las personas?
¿No le parece un pobre recurso dialéctico para quien se presenta como portavoz de Aristóteles?
Gran parte de su respuesta está dedicada a desarrollar una especulación psicológica sobre la relación de las personas con una verdad que duele. Esas generalidades de manual que usted repite con una comprensión indulgente complacida de sí misma, no son sólo ofensivas y sin alcance. Son de una insolencia desmedida. ¿Por qué, ya que apela a ellas, no las aplica a usted mismo y se pregunta: no seré yo “el equivocado, el que incurre en el error, el que cede ante el embate de fuertes intereses, el que se ha dejado llevar por personas inescrupulosas”? Repito sus palabras Long, porque no alcanza con que usted declare que “no se cree en posesión de la verdad, entendida como concepto absoluto”, mientras afirma que los demás son unos pobres extraviados.
La cita de Pascal (ojalá lo haya leído sin conformarse con sacar la frasesita de la web), tiene la función de apelar a una autoridad moral e intelectual. No crea que por hacerlo, usted se viste con esos atributos. Se me ocurre un recurso algo ingenuo, también más modesto, que no garantiza alcanzar la verdad pero quizás acrecentaría la confianza pública en nuestros funcionarios: ¿por qué no le solicita al juez que le permita declarar bajo juramento en la audiencia de recusación?
Atte.
Jorge Jinkis
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